Holi bravas, hoy vengo con un artículo especial y muy emotivo para mí: consejos para ir a mercadillos artesanos y pop-ups. Y os preguntaréis: ¿tía, especial por qué? pues bien, vender en un mercadillo era algo que me ATERRABA. Lo digo en serio. Así que… ¡acompañadme en esta loca historia! jaja
INTRODUCCIÓN
Miedo a los mercadillos
No concebía y no aceptaba el hecho de que para trabajar de ilustradora, tendría que salir al mundo, contarle quién soy, sentarme en la calle y que todo el mundo viera y tocara mi corazoncito en forma de lámina.
Me gustaba más la idea de que nadie me mirara, no tener que hablar o explicar lo que pintaba, como por instagram, que me daba vergüenza salir hablando.
No quería. Me negaba en rotundo, pero… la vida tenía otros planes para mí.
La primera propuesta
Antes de nada, deciros que cuando Elisa (Cm y organizadora de eventos en La Marimorena) me propuso acudir a un pequeño pop-up una tarde en un restaurante, pues casi me desmayo. Pero tras pensarlo, morirme y revivir y preguntarle a amigos, dije que sí. Y ese sí marcó un antes y un después.
Os dejo una fotillo de aquel día, que encima, pinté una mochila en directo.
La primera toma de contacto con este mundillo fue muuuuy sencillita: no tenía mesa, pero por suerte me pusieron una, pocas cajitas, pocas láminas, alguna tote bag y ojos cargaditos de ilusión y pavor, jajaja. Ese era el equipaje. ¡Ah! y tarjetas, jajaja. Os dejo fotillo de cómo eran.
Mini Consejo: si eres primeriza máxima, no te agobies tanto como yo, elige los productos que más te gusten y una decoración que te identifique y ya está. Es la primera vez y a partir de ahí ya siempre irás a mejor. Confía en tu instinto.
Los primeros markets
Tras esta experiencia sentí que quizás no era tan mala idea. Pero bueno, SOLO si me lo proponían, jajaja. Pero la vida siguió insistiendo, en esta ocasión fue Mercedes Ordoñez, Cm y diseñadora que con su agencia Emegreen llebava la comunicación de La Velá de San Miguel en septiembre de 2018 en Sevilla.
Esto ya era un mercadillo artesano de verdad. ¿Qué podía salir mal? (me quería morir, jajajaj).
Os dejo algunas fotitos de aquel día en el que compramos la sombrilla al rato de tener quemaduras de tercer grado y hablé más inglés que en toda mi maldita vida.
Vendimos postales y muchas láminas de Sevilla. Y ahí mi universo hizo click, “tía, a la gente le flipa lo que haces…”, me decían mis amigas. “Joe, puede que tengan hasta razón“, me susurró Juanma. Yo miraba atontada todo. Y bueno, el resto ya os lo sabéis: Sevilla, Madrid, Barcelona, Valencia y hasta hoy.
CONSEJOS
Ha habido muchos días buenos, malos y regulares pero no quiero saturaros en el blog para explicar taaaantas cosas, jaja. Me quedo mejor con historias de mercadillo como esta que publiqué en Ig.
Por ello creo, que tras vivir tantas experiencias, vender en tantos sitios e ir saltando de ciudad en ciudad con vivencias de toda índole, creo que puedo ayudaros en esos primeros pasos 🙂 o al menos esa es la intención.
Mercadillos cerca de casa
A la hora de empezar, considero importante ir a eventos en tu ciudad o muy cercanos. Esto os ayudará a hacer pruebas en una zona de confort, rodeados de amigos y familia, ya que al ser los fines de semana, casi todo el mundo os podrá visitar aunque sea un ratito.
Además, podréis testear productos, precios e incluso decoración sin realizar una gran inversión. Comprad poco a poco lo que vayáis necesitando y pa’lante.
Difusión del mercadillo a grito pelao (jajaja)
¡Que se entere todo el mundo de dónde estaréis! Anunciad vuestra participación sin miedo o vergüenza (redes sociales, newsletter, blog, web si tenéis). Y por supuesto, podéis pedirle a otros compañeros artesanos que conozcáis que os echen una manita compartiendo carteles del evento y a través del boca a boca.
Os recomiendo que empecéis a dar la lata entre 15 y 20 días antes. Sí, no exagero. Cuanto antes mejor.
Revisión de toda la documentación y bases del evento
Este punto es muy importante. Revisad bien las bases del evento y tened en cuenta los plazos para los pagos, más de un sustito me he llevado ya con esto, jaja.
¡Ah! y no temáis a hacer preguntas a los organizadores, os responderán a todo y normalmente son un encanto (yatusabe, hay de todo en esta vida, pero por lo general es así). En casi todos los mercadillos los horarios de montaje y desmontaje, normas, devoluciones, cancelaciones y demás reglas son distintas.
Mini Consejo: a mí me gusta preguntar antes de inscribirme a otros participantes de ediciones anteriores para conocer sus vivencias y qué tipo de marcas asisten. Esto no garantiza que sea todo perfecto, pero ayuda a tener un abanico de opiniones y eso nunca viene mal. Los podéis buscar en fotos etiquetadas en redes de dicho mercadillo 🙂
Actitud positiva
Suena muy típico y demasiado “mood instagram”, pero era la primera que iba atacada y con síndrome de la impostora de la manita. Ya en serio, tenéis que pensar que es una gran oportunidad para tener visibilidad, escuchar a vuestros clientes potenciales y un momento único para que os surjan nuevas ideas que antes ni de broma os plantearíais. No olvidéis esto:
Estos mercadillos efímeros son un regalo para la marca, y una manera de ver todo desde otra perspectiva y color.
Listado de cosas
Este consejillo lo doy porque nos está salvando la vida tras miles de olvidos y cagadas brutales e históricas, jajajaj. Nos hicimos un listado con todo lo necesario para cada market, lo imprimimos y vamos poniendo tic verde para comprobar que no se nos olvida nada.
Algunos markets ponen mobiliario (toldito, alguna silla, etc) pero la mayoría solo os darán el espacio, y por ello, vais a necesitar apuntar todo para no tener que comprar los fines de semana lo que os falte.
Parece una chorrada. Pero hemos llegado a mercadillos sin tarjetas, sin alfombra (en mercado de motores en invierno hace frío), sin sombrilla (calcinada time) y así, un sinfín de enseres. LA LISTA ES LA CLAVE desde el minuto 1.
Hacer amiguis
Vale, no seré yo la más sociable del mundo para dar este consejazo, jaja. Entiendo que a veces entre los nervios, la afluencia de público, el cansancio o la climatología de ese día, da más pereza hablar con compañeros así de primeras, pero os recomiendo que lo hagáis.
En los marktes os garantizo que encontraréis amistades geniales que estarán ahí para ayudar, para llorar un ratito y para entenderos. Me parece imprescindible rodearnos de personas que compartan esta parcela de vida tan montaña rusa. Además, os aportarán ideas y momentos increíbles. ¡El pequeño comercio tiene que estar unido!
Descanso previo
Debéis asumir esto: acabaréis destruidos de cansancio. Los mercadillos en instagram son preciosos, pero la realidad es que cuesta organizarlos (organizar el stock, el papeleo, revisar el packaging, los nervios en sí, desplazarte, montar y desmontar, etc). Todo ese tiempo es trabajo que no se ve en redes.
Así que los días previos al evento: DESCANSAD. Alguna vez no lo he hecho y he enlazado proyectos grandes, reuniones o incluso otros viajes y no, no funciona. No se rinde igual y es frustrante.
Precios de los mercadillos
Existen diferentes variables (lugar, tipo de espacio para tu marca, horas y la época de año en muchos casos). Nosotros, en particular, hemos ido a markets desde 15€ a 65 € en nuestra ciudad, y fuera, ya de 150€ hasta 400 €. Antes de cada uno, calculad gastos aproximados (Juanma se encarga de todo esto, menos mal), jaja.
Algo que he ido aprendiendo con el tiempo: que un market sea más caro no te asegura más ventas ni más afluencia de público. No queda otra que probar, probar y probar hasta dar con los mercadillos que se ajusten a tu marca.
Nosotros vamos siempre a Mercado de Motores (Madrid) y al Zoco del Parque María Luisa (Sevilla), esos son nuestros markets “fijos” y de confianza, y de vez en cuando probamos otros. Aquí voy colgando toda la info.
Fidelidad a la esencia del proyecto
Si hay algo que me tomé en serio desde el principio, fue el confiar en el estilo que tenía previamente Vé Design.
El no intentar aparentar o “copiar” otros estilos que fuese viendo en los markets, por muy curradas que estuvieran esas mesas. Todos nos inspiramos, pero me gusta que el puestecito y cada detalle se pueda identificar como “los dibujos de la tía pestiño, brava y un poco intensa y colorida”, jajaja.
Mini Consejo: sacad la mejor cara de vuestro producto, curraros un packaging chulo y que os represente y atended a la gente sin intentar ser robots o personas perfectas (Vero, la mejor ayudante del mundo, y yo, no sabemos sumar y las clientas lo saben y nos reímos siempre). Lo importante es que la gente note la pasión que irradia el proyecto.
Disfrutar el camino
Camino largo y de muchos errores, eso es así. Piensa que tu marca se ha hecho un poquito más grande, y que por supuesto, vosotras también. Habrá RISAS y TONTERÍAS como terapia salvavidas. Estas experiencias, historias, anécdotas, personas que sienten un flechazo con lo que hacéis y aprendizajes que os lleváis a casa, son tesoros vitales y como os digo, aventuras que creo que todo el mundo debería vivir alguna vez, de verdad.
pd: Si pincháis aquí, podréis leer el episodio en el que Ana Milán estaba en mi puestecito y salí corriendo detrás de ella como una rata 🙂
Pues bien, hasta aquí mis consejitos, que os prometo que os los doy con todo mi amol y buena voluntad. Os dejo, de paso, la pestaña markets de la web por si queréis saber por dónde andaremos estos meses.
Gracias por leerme y disfrutar del arte junto a mí.
Os KKKKiero mogollón tías
